Cristina es trabajadora social. No hace mucho tiempo que se ha incorporado a un servicio de atención a colectivos en situación de vulnerabilidad, y lo ha hecho con mucha ilusión porque siempre ha albergado el sueño de ayudar a otras personas a mejorar sus condiciones de vida, enfrentando las adversidades con determinación. Su ilusión por hacer una diferencia en la vida de quienes más lo necesitan es lo que la impulsa cada día.

Aunque no cesa en su entusiasmo y dedicación, Cristina se enfrenta a un desafío particular que no esperaba: lidiar con las quejas constantes de sus colegas con más veteranía. Si bien respeta sus puntos de vista y valora profundamente el conocimiento que, desde su apreciable experiencia, pueden aportar, le resulta difícil escuchar críticas constantes sobre aspectos fuera de su control, como la falta de recursos o la mala organización de su actividad que viene impuesta desde instancias superiores.

Por supuesto, no se trata de valorar si están justificadas o no estas quejas que continuamente ponen de manifiesto otros miembros de su equipo. De hecho, Cristina ha propuesto en varias ocasiones que se unan para solicitar a la entidad una mejora en esas cuestiones que les afectan, pero quienes más protestan también insisten en que no hay solución posible para sus problemas.

Y Cristina está convencida de que, poner el foco en esos aspectos de su trabajo, le resta efectividad a la hora de centrarse en lo realmente importante: ofrecer alternativas posibles y reales para mejorar la vida de los colectivos a los que presta servicio.

Ella siempre ha sido consciente de que cuenta con sus propias herramientas personales y su capacitación profesional para ayudar a las personas usuarias con las que trabaja cada día. Está decidida a hacer el mejor trabajo posible con lo que tiene a su disposición, y, si bien aprecia cualquier ayuda externa, se niega a dejarse consumir por quejas constantes sobre lo que falta.

 

La historia de Cristina refleja la determinación y el enfoque positivo de muchos profesionales que, como ella, ponen su atención en lo que pueden aportar y en seguir mejorando profesionalmente. Perder el tiempo lamentándose por lo que no está bajo su control, solo les causaría frustración e insatisfacción. Cristina sabe que centrarse en el progreso y la contribución es la clave para hacer una diferencia real en su trabajo.