La inteligencia emocional de Sergio para alcanzar su equilibrio
Sergio es experto en Inteligencia Emocional y Mindfulness. También imparte formación en otras áreas relacionadas con el mundo empresarial, pero ayudar a las personas a encontrar la manera más saludable de gestionar sus emociones es lo que más le satisface.
En sus momentos más difíciles, la inteligencia emocional siempre le ha ayudado a encontrar soluciones, y al final se terminó convirtiendo en su “ikigai”. Así es como Sergio llama a lo que considera su propósito de vida, esa razón que cada día nos impulsa a seguir adelante. Y la razón de Sergio es continuar aprendiendo cada día para poder ofrecer lo mejor de sí mismo a las personas con las que se relaciona, tanto personal como profesionalmente.
Hace un año, comenzó a colaborar con una empresa que ofrece talleres de Mindfulness a personas en zonas rurales. Principalmente, se trataba de personas jubiladas, aunque también asistían jóvenes de vez en cuando. Para llegar a estos lugares, Sergio tenía que recorrer muchos kilómetros, pero llegó incluso a valorar esos largos trayectos al sentirse conectado con la naturaleza. Disfrutaba de los paisajes y de la cálida acogida que recibía en cada municipio. Para él, nada resulta más revitalizante que el agradecimiento sincero de las personas que le escuchan.
Así terminó el curso en junio, y la valoración de su trabajo fue tan positiva que le propusieron ampliar su dedicación a partir de septiembre. Aunque le inquietaba dejar de lado otros proyectos mejor remunerados, pensó que sería una buena opción dedicar más tiempo a una actividad tan gratificante, así que aceptó.
Cuando llegó septiembre, sin embargo, se llevó una gran decepción. A pesar de haber reconocido la calidad de su trabajo, la empresa le informó de que necesitaban reducir su tarifa para el nuevo periodo. Aún no podían concretar cuál sería la nueva tarifa, pero le garantizaban empleo durante toda la semana y hasta el mes de junio.
Para Sergio, la oferta podría seguir siendo sido interesante. Como muchos profesionales autónomos, dedica mucho tiempo a la búsqueda de nuevos proyectos, y reducir ligeramente la tarifa en un trabajo a largo plazo es asumible. Por otro lado, pasar a depender de un solo cliente es arriesgado, ya que una cancelación repentina del proyecto lo dejaría sin ingresos.
Afortunadamente, su intuición lo llevó a mantener el contacto y mostrarse disponible con otros clientes. Gracias a ello, no se vino del todo abajo cuando finalmente le comunicaron una tarifa por sus servicios muy inferior a lo que esperaba. Tras hacer cuentas, supo que no podría aceptarla, por mucho que disfrutara del trabajo, esa facturación no le permitiría cubrir sus gastos más básicos.
Y sin embargo, le daba tanta tristeza renunciar a un proyecto que tanto le satisface a nivel personal... Además, entiende las razones de la empresa organizadora, que tiene muchos gastos adicionales y no puede aumentar la facturación a sus clientes.
Finalmente, Sergio ha encontrado una solución alternativa: va a trabajar dos días a la semana en este proyecto de Mindfulness para municipios rurales, que si bien no le interesa a nivel económico, sí le compensa emocionalmente. El resto de la semana lo dedicará a proyectos mejor remunerados.
La historia de Sergio nos enseña que nuestra vida profesional debe estar guiada tanto por lo que nos gusta hacer como por la remuneración que recibimos. Aunque al principio esperaba otro desenlace, al enfocarse en soluciones, Sergio descubrió otro camino posible: combinar proyectos que le ofrezcan estabilidad financiera y satisfacción personal, evitando, además, depender de un solo cliente.
Gustavo y la transformación de un desafío en éxito profesional
Licenciado en Psicología, Gustavo enfocó su carrera profesional hacia el mundo de la empresa con el objetivo de ayudar a personas con talento a encontrar el puesto ideal donde pudieran desarrollar sus competencias de la mejor manera posible. Desde el principio, disfrutó mucho realizando procesos de selección, siempre esforzándose en ser empático y agradable con los candidatos, sin dejar de lado su responsabilidad de evaluarlos objetivamente.
Su destacada labor en este ámbito le permitió rápidamente asumir funciones adicionales, encargándose de elaborar procedimientos de reclutamiento y selección para formar de manera eficaz a los nuevos compañeros que se incorporaban a la empresa. Ayudar en la formación del equipo resultó para Gustavo más gratificante de lo que había imaginado. Siempre sintió que fue una suerte contar con profesionales tan capacitados y motivados que recibían con gratitud sus manuales y consejos.
Sin embargo, no le resultó tan fácil empezar a realizar funciones comerciales, una exigencia añadida a su puesto debido a cambios en la consultora para la que trabajaba. Sin apenas recibir formación específica para esta nueva tarea, Gustavo tuvo que valerse de su experiencia previa acompañando al equipo de ventas, su capacidad de observación, y su sentido común para ofrecer a los clientes el mejor servicio posible, un servicio que conocía a la perfección como experto en implementarlo.
Los primeros contactos no fueron fáciles. La actividad comercial nunca resulta sencilla, como sigue diciendo Gustavo en la actualidad. Pero gracias a su tesón y al valor para salir de su zona de confort, pronto comenzó a detectar necesidades y ofrecer soluciones adaptadas para cada cliente, logrando sentirse cada vez más cómodo en esta función.
Con el tiempo, llegó a sentirse no solo cómodo, sino agradecido. Porque, años después, la empresa para la que trabajaba implementó un nuevo cambio que afectó drásticamente su área. A pesar de sus competencias y los buenos resultados obtenidos, Gustavo perdió su puesto de trabajo junto a muchos compañeros.
Sin embargo, esta situación no lo detuvo. Inmediatamente se puso en marcha, y las habilidades comerciales que había desarrollado por obligación se convirtieron en su mayor activo para conseguir los clientes que ha atendido durante los últimos cuatro años como profesional autónomo.
A menudo recibe ofertas para volver a trabajar por cuenta ajena, pero al mirar atrás, se da cuenta de que su actividad como profesional independiente le resulta mucho más satisfactoria. No olvida que fue una suerte haber recibido aquella imposición de captar clientes, que inicialmente le parecía una carga.
Una vez más, encontramos una historia en la que una situación inicialmente negativa acaba resultando de gran ayuda para su protagonista. Las personas que finalmente triunfan son aquellas que, como Gustavo, son capaces de afrontar los retos como oportunidades y no se rinden ante las dificultades.