Julio es Licenciado en Psicología y se especializó en Gestión de Recursos Humanos, lo que hoy conocemos más por Gestión del Talento. Siempre ha disfrutado mucho con su trabajo, tanto que, hace unos años, comenzó a compaginarlo con la docencia.

Su primera reacción cuando la ofrecieron preparar unas clases para alumnos de un máster fue de rechazo, miedo escénico, síndrome del impostor, …. Pero pronto se dejó seducir por la idea de compartir los conocimientos adquiridos durante sus años de carrera profesional con las generaciones futuras.

Y lo que comenzó siendo una tarea adicional a su trabajo principal derivó rápidamente en una pasión creciente. Sus charlas en el master pronto evolucionaron para convertirse en una asignatura completa, y pronto se presentaron otras oportunidades para compartir su experiencia, como cursos sobre hablar en público, habilidades directivas o gestión del estrés.

Los compromisos formativos fueron creciendo y Julio cada vez era más demandado por distintas entidades para participar como docente. Pero su agenda ya no le permitía atender a todas las solicitudes que recibía y, tenía que asumir otra realidad, su vida personal también comenzaba a resentirse con tantas responsabilidades.

Julio se daba cuenta de que era momento de comenzar a rechazar proyectos que le entusiasmaban y esto le causaba bastante malestar. Valoró la situación con su familia, aunque era consciente de que la responsabilidad de decidir era principalmente suya, y tras unos días de reflexión, hace un año tomó una decisión que supondría un giro radical a su carrera profesional: solicitó una excedencia en su puesto como Director de Atracción y Fidelización de Talento para dedicarse exclusivamente a la docencia.

A lo largo de este año, Julio ha seguido disfrutando con cada hora de clase que ha impartido. Además de enseñar, ha aprovechado este tiempo para seguir formándose, adquiriendo nuevos conocimientos y preparando con ilusión nuevos contenidos para ofrecer a otros profesionales.

Haciendo una revisión retrospectiva de estos últimos 12 meses, Julio no duda ni un momento en afirmar que tomó la decisión correcta. Sin ser la mejor opción en términos económicos, considera que este camino sin duda le está conduciendo hacia un mejor desarrollo profesional y personal, proporcionándole una sensación de realización y plenitud que no había experimentado antes.

 

La historia de Julio nos recuerda la importancia de seguir nuestras pasiones y perseguir aquello que nos hace sentir realizados, incluso si significa tomar decisiones difíciles y alejarnos de lo convencional. Su valiente elección de dejar atrás una carrera estable en favor de seguir su verdadera vocación nos enseña que la felicidad y la satisfacción personal a menudo van de la mano con la búsqueda de significado y propósito en nuestras vidas laborales. A través de su ejemplo, nos inspira a reflexionar sobre nuestras propias elecciones profesionales y a tener el coraje de seguir nuestros sueños, sin importar cuán desafiante pueda parecer el camino.