Carla es consultora estratégica; como freelance, colabora con pequeñas y medianas empresas para mejorar sus resultados. Los comienzos fueron difíciles, le costó un par de años tener una buena cartera de clientes, pero hace ya un tiempo que el “boca a boca” está funcionando muy bien, y de hecho tiene más solicitudes de empresas de las que puede atender.
Su familia y amigos le dicen muchas veces que trabaja demasiado, y es cierto que a menudo dedica incluso parte del fin de semana para preparar propuestas o informes para sus clientes. Pero a Carla esto no le supone un problema, porque ella disfruta mucho con lo que hace.
Y sobre todo, ser autónoma le da cierta libertad para organizar su tiempo laboral, y también sus vacaciones. Generalmente programa un viaje largo para conocer otros países en el mes de julio. Sabe que la vuelta será cómoda, porque agosto es un mes que emplea para formarse, organizar información y revisar los datos de los clientes con los que trabaja de forma más habitual.
El mes de diciembre, por el contrario, comienza siendo fuerte, incluso suele pasar trabajando el Puente de la Constitución -6 y 8 de diciembre son festivos en España-, porque sus clientes requieren de su ayuda para cerrar objetivos del año en curso y preparar los planes del siguiente.
Pero a partir del día 20 de diciembre comienzan sus vacaciones de Navidad, y es la época que dedica más especialmente a su familia y amigos. Toca relajarse, compartir y disfrutar. Para ella es como si el mundo laboral se detuviese, y aprovecha para “recargar las pilas”, que después seguirán funcionando sin parar hasta el siguiente mes de julio.
La historia de Carla refleja el equilibrio personal que muchas personas buscan en su vida profesional. Aunque su trabajo es demandante, la satisfacción que encuentra en él y la libertad que su organización le brinda son claves para mantener su motivación. Al mismo tiempo, sabe priorizar el tiempo para disfrutar con su familia y amigos, especialmente en épocas como la Navidad, donde recarga energía y se reconecta con sus seres queridos. Carla nos enseña que la pasión por lo que hacemos puede ser un motor poderoso, siempre que sepamos combinarla con momentos de descanso y disfrute personal.