Carlos es analista de datos, y lleva varios años trabajando para una importante empresa en Ámsterdam. Aunque disfruta de su trabajo, se siente valorado y tiene un buen sueldo, ha decidido que quiere volver a España. Extraña a su familia.

Desde pequeño, Carlos siempre sintió pasión por los números. Se destacó en Matemáticas y, durante mucho tiempo, pensó que Matemáticas sería su carrera en la universidad. Sin embargo, en su último año de instituto, la información que recibió sobre salidas profesionales le llevó a replantearse su futuro. “Solo podrás trabajar como profesor”, le decían a menudo. Y enseñar no era algo que le motivara, especialmente tras ver el desgaste y sufrimiento de muchos de sus profesores.

El mismo desgaste que siguió observando en profesores universitarios, en particular aquellos que impartían asignaturas como matemáticas empresariales o financieras, aunque estas eran las materias que más le interesaban a Carlos en el grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE). Sí, la carrera que terminó eligiendo entonces animado por su entorno, porque ofrecía mejores perspectivas laborales.

Y lo cierto es que Carlos nunca se ha arrepentido de estudiar ADE. Cuatro años que pasaron relativamente deprisa entre exámenes y fiestas, es como los recuerda. Además, le permitieron acceder a su primer empleo y aprender alguna que otra cosa que, años después, le ha resultado útil en su profesión actual.

Porque, aunque no le costó demasiado esfuerzo, y pudo quedarse trabajando en la misma gestoría donde hizo sus prácticas de ADE, Carlos no se quedó tampoco satisfecho, sentía que el trabajo de gestión administrativa no terminaba de llenarle, y acceder a puestos de Dirección tampoco era su objetivo.

Así que decidió reducir su jornada laboral y estudiar el grado en Estadística. A pesar de la carga de trabajo y estudios, Carlos no solo obtuvo excelentes resultados, sino que disfrutó cada momento en la Facultad de Ciencias y en la biblioteca. Sonríe reordenando que apenas echó de menos las fiestas de su primer grado.

Gracias a su excelente desempeño, antes de terminar los exámenes finales, ya tenía una oferta de trabajo para irse al extranjero. Durante los primeros meses en su nuevo empleo, la empresa le proporcionó ayuda para instalarse, mejorar su nivel de inglés y obtener una Certificación en Power BI y Análisis de Datos.

Carlos está profundamente agradecido por el trato recibido, tanto a nivel profesional como por las amistades que ha hecho en Holanda. No obstante, como él mismo dice: «la tierra tira» y hace unos meses empezó a buscar oportunidades profesionales que le permitieran regresar a España.

Aunque su nuevo empleo no está exactamente en su ciudad natal, la distancia de 200 kilómetros y la posibilidad de teletrabajar tres días a la semana lo hacen llevadero. Carlos acaba de presentar su renuncia en Ámsterdam y, después de tres semanas de preaviso, comenzará su nueva aventura en Madrid.

 

La historia de Carlos nos muestra que, aunque la vida laboral puede ofrecer grandes oportunidades lejos de casa, la conexión con nuestras raíces y la familia es un factor que muchas veces pesa más que el éxito profesional. Carlos ha sabido combinar sus talentos, perseverar y adaptarse a las circunstancias, demostrando que el camino a la satisfacción personal y profesional a veces incluye regresar a los orígenes.