Julián es Ingeniero Químico. Comenzó su trayectoria profesional como becario en el programa internacional de una importante compañía de hidrocarburos, aprendiendo lo que supone pasar varios meses en una plataforma marítima.

Tras varios años trabajando en diferentes países, aceptó un puesto más estable en su ciudad natal, Madrid. Se incorporó al área de Investigación y Desarrollo de una empresa europea especializada en la fabricación de productos químicos para la industria.

Desde el principio disfrutó mucho de este trabajo. Agradecía no tener que volver a cambiar de domicilio ni viajar constantemente, pero sobre todo, le gustaba la labor que hacía, entendía el propósito de su función y también se sentía cómodo con el ambiente de trabajo.

Este último aspecto es el que empezó a fallar, y Julián llegó a sentirse mal hasta el punto de contactar con Itinere Talent para solicitar ayuda en su proceso de transición profesional. Pensaba que necesitaba cambiar nuevamente de compañía.

La promoción de quien había sido su jefe fue el detonante. Julián fue propuesto para sustituirlo, pero un compañero con más antigüedad se consideraba mejor preparado para ello y no dudó en mover todos sus contactos en la empresa para conseguir ocupar el puesto vacante.

En aquel momento, Julián no dio importancia al asunto. Se consideraba aún joven y nunca ha sido especialmente ambicioso, de modo que convertirse en responsable no le motivaba especialmente. Felicitó con sinceridad a su nuevo jefe, con quien no mantenía una amistad personal, pero sí una buena relación de compañeros en el día a día.

La reacción del nuevo responsable del departamento, sin embargo, no fue tan afable como esperaba. Tras analizarlo con su coach, Julián llegó a la conclusión de que quizá se sentía amenazado por el hecho de que Julián había sido propuesto antes que él. No podemos saber cuál es la auténtica causa, pero la realidad es que durante los siguientes meses la actividad profesional de Julián se hizo muy complicada. Cualquiera de sus propuestas era desestimada, todos sus resultados eran minusvalorados. Y Julián empezó a plantearse dejar la empresa.

El proceso de transición profesional, sin embargo, reveló que Julián se sentía identificado con la compañía y no era su deseo dejarla. Había que buscar alguna otra alternativa, y en la siguiente sesión se preparó para plantear la cuestión al Responsable de RR.HH. El objetivo no era desprestigiar a quien le estaba perjudicando, sino solicitar un cambio de departamento que le permitiera dejar de estar bajo su influencia.

Hoy, Julián nos cuenta lo fácil que le ha resultado adaptarse en el Departamento de Calidad. El trabajo que hace aquí también le gusta y, además, vuelve a tener un agradable ambiente de trabajo. Ha tenido que volver a estudiar para conocer normativas y procedimientos específicos de su nueva función, pero considera que esta continuidad en su aprendizaje también le resultará rentable a la larga.

 

Julián nos recuerda que, por desgracia, a veces nos topamos con superiores tóxicos que, en vez de ejercer un verdadero liderazgo, actúan de forma poco objetiva, poniéndonos obstáculos en vez de ayudarnos a realizar un buen trabajo. Pero un buen profesional siempre acaba encontrando la forma de seguir aportando su mejor versión de forma satisfactoria.